viernes, 2 de abril de 2010

Invierno

Una vez al año pronostican:
“Vuelven las Gorditas”.
Marisa, rubia de ojos claros
un metro sesenta, ochenta kilos
se abalanza al kiosko para ver si hay alguna
mujer Rubens en las páginas del semanario.
Sólo tres o cuatro fotos muestran
ignotas modelos no tan raquíticas
pero que para llegar a un Rubens les faltan
unas cuantas reses encima.
"Ahora voy a ser moda."
Los rollos asoman entre el tiro bajo
y el topcito comprado en el Eleven:
pliegues que esconden un misterio
deseado por peones
de la obra en construcción.
Ilusión de semana.
En el próximo número la dieta
de la luna, el pomelo o algún
otro nombre ridículo sugiere
perder esos kilitos del invierno.
Quién querría olvidar el gusto
de una vida de placeres.
Ella sueña con vivir en
un Potsdamer Platz latino.

jueves, 1 de abril de 2010

Cada vez "tenemos" mas razón de que mi mamá tendría que haber sido psicóloga....

Solo es cuestion de swim

Mirás a tu alrededor,y ves un montón de gente bailando el CHA CHA CHA.Los ves sonrientes,felices,y vos acá,como un poste al que nadie le importás.Te equivocas.Esa mano que te tiene sujeta,es a la que más le importás;y al fin te das cuenta de que todos esos bailarines no eran lo que esperabas.Ya todos su zapatos se estan gastando,su pasión por el movimiento de caderas ya no es el mismo,y ya se quieren poner a un costado y que todo se termine.Claro,vos recien comenzás,y ellos ya están de nuevo,acá.No querrán una canción más?

Nada,lo que se dice nada

Corrió, más fuerte, lo más rápido... ya no tanto, ahora menos, ahora nada... ahora, hacia atrás. No fue suficiente, había perdido el último tren. No fue suficiente cuando comenzaron a caer las últimas gotas.Caminó con ritmo fijo, casi balanceándose sobre sí, en el mismo lugar (tampoco sabemos dónde). Caminó, todavía agitado por la espera.Se abandonó a la calle que se dibujaba bajo los zapatos correctamente atados. Caminaba, mientras miraba sus zapatos, contando los pasos, undosundosundos... no eran sus pasos, eran solo pasos; aislados, mecánicos, como los pasos de un pato. Aislados y mecánicos pasos de un pato. Su cuerpo se estiraba, como bostezando y sus zapatos más y más lejos. Su cuerpo como un arco, como el tiempo de una espera; sabe que va a venir, igual se toma el tiempo de esperarlo; sabe que no va a venir, igual la espera. Las últimas gotas daban un marco perfecto a la escena vacía, a la calle vacía. Extrañó cualquier espacio más tibio que esa incertidumbre quejosa. Extrañó -si extrañar es la palabra- el sillón -en un tiempo de cuero- y extrañó -sí, es la palabra- unas gotas de limón (extraño) con leche fría, si es que todavía quedaba leche en estado (la heladera no había estado) presentable, y últimamente no podía confiar (en su heladera). Alguno pudo aparecer detrás del semáforo verde y agua, algún vago pudo dejar de dormir su sueño; un gitano pudo adivinar su suerte (la del gitano). Alguien que le pidiera un cigarro, la hora, su dinero; alguna que se ofreciera... es que la lluvia... ¿dónde van cuándo llueve?...